La Vocación



Porque Dios sigue llamando

Creemos en un  Dios que llama porque ama eternamente; llama amando. Y amando llama. El amor y la llamada son un movimiento inherente a su identidad. Él es quien lleva la iniciativa en el amor y en la vocación. En Él ponemos todas las esperanzas de que siga llamando a otros para que colaboren con Él en su misión. No buscamos ante todo la supervivencia de nuestras obras y proyectos, sino obreros para realizar el proyecto de Dios. Por eso seguimos confiando en que Él no dejará de llamar. Si esto es así, ¿quiénes somos nosotros para pensar que Dios ha dejado de llamar o para poner límites geográficos, temporales o sociales a su llamada? Y, consecuentemente, ¿cómo no ser mediación de esa llamada?

En la Iglesia católica encontramos diferentes estados de vida y distintos modos de seguir a Jesús. Todos ellos son buenos, bellos y legítimos. Lo importante es que cada cristiano responda con fidelidad a lo que el Señor espera de él. Así pues, en la vida del bautizado, lo importante es que cada uno se ponga a la escucha de Dios para descubrir lo que el Señor le pide.
Pimitiva iglesia en el Monte Carmelo

Entre las diferentes formas de seguir a Jesús encontramos la VIDA CONSAGRADA. Una existencia ENTREGADA a Dios viviendo el modo que JESÚS LLEVÓ EN LA TIERRA y que se expresa en los Consejos Evangélicos de castidad, pobreza y obediencia.
                    
Los  Carmelitas Descalzos, HIJOS DE SANTA TERESA DE JESÚS Y DE SAN JUAN DE LA CRUZ, queremos ser signos de la presencia del amor de Jesús siendo sus discípulos y viviendo como Él vivió desde el carisma que el Espíritu Santo nos ha regalado. Deseamos vivir en obsequio de Jesucristo al modo que lo forjaron nuestros fundadores.
                   
Algunos se han sentido llamados y tocados por Jesús para hacer de su vida una ofrenda de amor en la vida consagrada y han encontrado en nuestras comunidades una posibilidad para su realización.
Cuando se van presentando estas inquietudes, se ofrece la posibilidad de ir conociendo cada vez más de cerca nuestro estilo de vida.  No somos comunidades cerradas, sino que vivimos en diálogo con el mundo y nos vamos dando a conocer con nuestras virtudes y defectos y con nuestros proyectos e ilusiones. Todo el que desea acercarse para conocernos tiene esa posibilidad a través de varios cauces: retiros, convivencias, pascuas... etc.

Cuando alguien va sintiendo que éste es su lugar, el Carmelo Descalzo, se le ofrece la posibilidad de vivir de modo estable entre nosotros. Se va realizando todo un proceso para que el candidato vaya discerniendo cada vez con más claridad sus motivaciones y pueda ir conociendo mejor nuestra comunidad. En un momento dado de este camino vocacional se ofrece la posibilidad de un mayor compromiso con la Orden.  Los primeros pasos en la Orden son:

                 Aspirantado (un año), Postulantado (dos años) y Noviciado (un año). Tras el noviciado se hace la profesión simple, es decir, se emiten los votos de castidad, pobreza y  obediencia por un año y se van renovando sucesivamente, mínimo tres y máximo nueve. Después, se hacen los votos perpetuos, que nosotros llamamos Profesión Solemne.

                    Realizados los primeros votos temporales, al concluir la etapa del Noviciado, se continúa con un periodo de formación y profundización: Estudiantado. Los que no sienten la llamada al sacerdocio, continúan su preparación en diferentes ciencias que pueden ser tanto humanas (Estudios Universitarios o Técnicos), como religiosas (Estudios de Teología o Ciencias Religiosas).

                    Para los que además de ser Carmelitas Descalzos han sentido la llamada al sacerdocio, completan su formación con los estudios de Teología (previamente han realizado la Filosofía) hasta completar los años que se requieren para poder acceder a la ordenación sacerdotal.

                   Todos ellos necesitan una comunidad que les acompañe en este tiempo de formación  para que siga fortaleciendose el proceso iniciado hasta llegar a culminar con la Profesión Solemne y (si es el caso) con la Ordenación Sacerdotal.

Son varios los recursos con que se cuentan para poder madurar como Carmelita Descalzo, como aspectos importantes destacamos: la oración comunitaria en silencio, el gozoso encuentro comunitario, la capacidad de vivir en silencio y soledad, los estudios,  diversas actividades pastorales, por ejemplo: en santuarios, parroquias, colegios, casas de espiritualidad... etc.

BREVE BIOGRAFÍA DE SANTA TERESA DE JESÚS

                Santa Teresa de Jesús (1515-1582) es la fuente de inspiración y de orientación, es la Madre Fundadora del Carmelo Teresiano. Nació en Ávila, en el hogar Cepeda y Ahumada, el 28 de marzo de 1515.
Carmelita a los 20 años en el monasterio de La Encarnación de su ciudad natal, allí permanecerá por 27 años, hasta que el 24 de agosto de 1562 inaugura su propio y nuevo Carmelo. Tras nuevas y fuertes experiencias eclesiales, continúa, por ordenanza del superior general, P. Juan Bautista Rubeo de Ravenna, a partir de 1567 realizando o interviniendo en 17 fundaciones por la geografía española. Un año más tarde, 28 de noviembre de 1568, organiza con san Juan de la Cruz el comienzo de la nueva vida de los Carmelitas Descalzos en Duruelo, provincia de Ávila. A sus 67 años muere “hija de la Iglesia” en el monasterio de Alba de Tormes en la tarde del 4 de octubre de 1582.
Sus comunidades habrían de ser “pequeños colegios de Cristo”, aspirando a vivir fielmente los consejos evangélicos, fundadas en oración “como trato de amistad con quien sabemos nos ama”, en una fraternidad de iguales y de amigas, entregadas del todo en favor de la Iglesia. Los frailes habrían de tener el mismo corazón contemplativo y dedicarse con generosa actividad en servicio a la Iglesia.
Amante de la lectura desde su niñez, escribe algunos libros como clarificación de su conciencia ante confesores y directores espirituales o para ayudar en el camino espiritual a petición de superiores y de sus hermanas carmelitas. El Libro de la vida o Autobiografía es una radiografía de su vivencia interior en busca de Dios. En esta búsqueda se aferra con pasión cordial al Cristo “hombre”, que se convierte para ella en “libro vivo”. El Camino de Perfección, libro de formación para la primera generación de las carmelitas descalzas, sobre todo en punto a la vida de oración y a la vida fraterna en comunidad, con los nuevos ideales del Carmelo. El castillo interior o El libro de las moradas es la narración del proceso de su experiencia mística, centrada en Cristo y en el misterio de la Trinidad. En Las Fundaciones cuenta la historia anecdótica, externa y personal de los monasterios que le tocó fundar, hasta el de Burgos en 1582.

Junto a estas obras mayores hay que anotar sus escritos menores, siempre ricos en contenido espiritual y valor literario. Teresa de Jesús es una escritora testimonial de sus convicciones, de su experiencia, de la obra de Dios en su alma. Una sinceridad cautivante recorre todas sus páginas. Un conjunto excepcional forman las casi 500 cartas que se han conservado. Allí se manifiesta el mundo variopinto de destinatarios con que trató en la península ibérica, en Roma, en América. Sobre todo aparece espontáneamente la humanidad de la vida diaria, y los grandes ideales de su alma -la entrega amorosa a la divinidad, a Cristo, a su Iglesia- encarnados con toda naturalidad en las relaciones, preocupaciones y estados anímicos.
Santa Teresa de Jesús tiene su propio capítulo en la historia de la mística cristiana y de la literatura castellana. Beatificada el 24 de abril de 1614, fue canonizada el 12 de marzo de 1622. Pablo VI la nombró el 18 de septiembre de 1965 “patrona principal de los escritores católicos de España”. El mismo Papa Montini el 27 de septiembre de 1970 la declaró primera doctora –mujer- de la Iglesia. 




"En mirándola [la imagen de Cristo llagado], toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojeme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle "(Vida, IX)


BREVE BIOGRAFÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ


Juan de Yepes nació en Fontiveros (Ávila) en 1542. Entró al Carmelo en Medina del Campo, y en 1567 fue ordenado sacerdote en Salamanca. En ese verano se encontró en Medina con la M. Teresa de Jesús. En la fecha de ese encuentro afortunado la Fundadora tenía 52 años y el santico de fray Juan 25.
La intuición de la Madre fue certera y nunca quedó desmentida. Desde entonces los dos grandes autores místicos de la Cristiandad caminan juntos en la historia del Carmelo y de la espiritualidad cristiana. Ganado por ella para el nuevo ideal del Carmelo, Juan de la Cruz inició el 28 de noviembre de 1568 la nueva experiencia de vida carmelitana con el P. Antonio de Jesús y otros en Duruelo, Ávila.
Brilla con luz propia en el Carmelo y en la Iglesia. Fue formador de los primeros carmelitas teresianos sucesivamente en varias casas de formación, director y maestro espiritual, en Castilla y Andalucía, de monjas carmelitas y de los fieles, a quienes instruía y enfervorizaba con la predicación, si bien su carisma particular se realizaba más bien en la dirección espiritual. Tuvo cargos de gobierno en las casas y en la Provincia religiosa. Una incomprensión en el seno de la Orden le retuvo prisionero cerca de nueve meses en la cárcel conventual de Toledo. Ese ambiente desprovisto de luz y de horizonte le favoreció una introspección interior que cantó en sus primeros poemas, génesis de sus futuros libros.
Sus libros reflejan la enseñanza de su dirección y de sus instrucciones. Al comienzo está el poema, inabarcable casi en el análisis por lo inspirado; la alegoría, el símbolo. Sigue el comentario, con libertad, analítico, pero que puede ser tan inspirado por la profundidad teológica o por la súbita revelación poética. Ante toda enseñanza o comentario está la imagen viva de Cristo. Como fundamento y sentido de toda ascesis y camino espiritual recomienda traer un ordinario apetito de imitar a Cristo en todas sus cosas, conformándose con su vida, la cual debe considerar para saberla imitar (1S 13,3).
En una clasificación convencional, imperfecta (que no da cuenta de la unidad y profundidad de su pensamiento), se consideran más bien obras ascéticas sus libros Subida del Monte Carmelo y Noche oscura. Escritos de elevación mística son el Cántico Espiritual o Canciones que tratan del ejercicio de amor entre el alma y el Esposo Cristo y la Llama de amor viva. Siguen otros escritos menores, como las Cautelas, los Dichos de luz y amor, las Cartas, varias Poesías.
Sutil analista del alma humana con su destino y tendencias, la obra escrita de San Juan de la Cruz suscita el interés de la Psicología, de la Mística, de la literatura. Su propio anhelo total es la unión de amor puro con Dios: ahí deja atisbar, infranqueable, la misteriosa trascendencia divina y a la vez su cercanía hasta ser el centro mismo de la persona humana. Por esta serena y arrebatada tensión a la trascendencia íntima, sus escritos son leídos, seguramente hoy más que nunca, dentro y fuera de la fe cristiana.
Murió en Übeda, en la noche del 13 al 14 de diciembre de 1591. Su cuerpo reposa en Segovia. Beatificado el 25 de enero de 1675 y canonizado en 1726, dos siglos más tarde, el 24 de agosto de 1926, Pío XI le declaró doctor de la Iglesia por su enseñanza en el dominio de la Mística. Desde 1952 es patrono de los poetas españoles.     

ELEMENTOS PRIMORDIALES DE NUESTRA VOCACIÓN

Teniendo en cuenta los orígenes de nuestra vocación y el carisma teresiano, cabe enumerar aquí los siguientes elementos primordiales de nuestra profesión recogidos de nuestras Constituciones (nº 15)


 

a) Abrazamos la vida religiosa «en obsequio de Jesucristo», apoyándonos en el común destino, la imitación y el patrocinio de la santísima Virgen, cuya forma de vivir constituye para nosotros un modelo de configuración con Cristo.


b) Nuestra vocación es fundamentalmente una gracia, que nos impulsa, en una comunión fraterna de vida, a la «misteriosa unión con Dios» por el camino de la contemplación y de la actividad apostólica indisolublemente hermanadas al servicio de la Iglesia.


c) Estamos llamados a la oración, que, alimentada con la escucha de la Palabra de Dios y la liturgia, nos conduce al trato de amistad con Dios, no sólo cuando oramos, sino cuando vivimos. Nos comprometemos en esta vida de oración, que se ha de nutrir de la fe, la esperanza y sobre todo la caridad divina, a fin de poder, una vez purificados los corazones, profundizar en nuestra vocación cristiana y disponernos a una efusión más copiosa de los dones del Espíritu Santo. Así participamos del carisma teresiano y llevamos adelante la inspiración originaria del Carmelo, envueltos por la presencia y el misterio del Dios vivo.



d) Pertenece al mismo ser de nuestro carisma penetrar de celo apostólico la oración y toda la vida consagrada, trabajar de distintas maneras en servicio de la Iglesia y de los hombres, para que de verdad «la acción apostólica dimane de la íntima unión con Cristo», más aún, aspirar también a la sublime forma de apostolado que fluye de la plenitud del «estado de unión con Dios».



e) Pretendemos realizar ambos servicios, el contemplativo y el apostólico, formando una comunidad fraterna. De este modo, fieles a la idea primitiva de santa Teresa de fundar una minúscula familia a imagen y semejanza del pequeño «colegio de Cristo», gracias a nuestra comunión de vida basada en la caridad, nos convertimos en testigos de la unidad de la Iglesia.

 

f) Por último nos esforzamos en edificar nuestra vida el cimiento de la abnegación evangélica, conforme a la Regla y las enseñanzas de nuestros santos Padres.





 



 





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