Casas y comunidades formativas



“Aquí todos han de ser amigos, todos se han de amar, todos se han de querer, todos se han de ayudar” (C 4,7)


 Los  que han sido aceptados al Carmelo Descalzo, después de un serio proceso de discernimiento, deben pasar por las siguientes etapas formativas:



1. EL ASPIRANTADO
Durante los primeros pasos de la Vocación, la primera experiencia es el Aspirantado. Durante este tiempo, se convive, ora, y discierne la posible llamada. Para ello se necesita una comunidad.


El Aspirantado es el tiempo en el que el joven que siente la llamada se acerca a nosotros para conocernos recíprocamente. Cada vocación, debe ser examinada atentamente con VERDAD y fe; y sometida a una verificación concreta del candidato (RI 104).

En este periodo se quiere presentar con claridad el elemento fundamental de toda vocación consagrada: seguir a Cristo más de cerca en un acto de amor y en una entrega radical. Como ayuda para el conocimiento de los aspirantes proponemos:
• Un acompañamiento estructurado, con entrevistas y encuentros, buscando conocer a los jóvenes en profundidad.
• Invitando a los jóvenes a participar de nuestra vida y a comprometerse en alguna de nuestras actividades apostólicas
• La asistencia a encuentros provinciales e interprovinciales para conocerse y ahondar en el conocimiento de nuestro carisma y estilo de vida.


2. POSTULANTADO (GRANADA)

 Tras los primeros pasos en el Aspirantado, se continua con el Postulantado, que es un período más largo, dos años, en el cual se vive, estudia y reflexiona con más profundidad el carisma de la orden.

El postulantado es el período en el que el aspirante tiene la posibilidad de conocer la vida carmelitana con sus valores y exigencias para, así, saber a qué se comprometerá cuando decida entrar en el noviciado (cfr. RI 154). Tanto el estilo de vida del postulantado como los contenidos formativos del mismo deben favorecer el crecimiento en la madurez humana y cristiana del postulante.
 

En esta etapa se acompañará a los postulantes en el proceso de un mejor conocimiento de nuestra espiritualidad y el descubrimiento de los valores de la vida religiosa carmelitana, y se aportarán los contenidos humanos y cristianos necesarios para el correcto desarrollo de la persona en la vida de comunidad (cfr. RI supl. pp. 3-4). Téngase en cuenta que, durante el postulantado, es necesario favorecer el paso gradual a la vida religiosa sin imposiciones (cfr. RI 156).

Los valores humanos que se requieren para esta etapa son: equilibrio psicológico y afectivo, aceptación de uno mismo, responsabilidad y espíritu de trabajo, capacidad de iniciativa, apertura al diálogo, alegría, generosidad y capacidad para la renuncia e incluso el sufrimiento, interés por el estudio y la cultura, sexualidad integrada, etc... Ayudará al discernimiento de la vocación del postulante la realización de un informe psicológico (cfr. RI 171).

Con respecto a la madurez cristiana, el postulantado es el momento adecuado para que el aspirante se abra al conocimiento de la Palabra de Dios, intensifique su vida litúrgica y sacramental, y profundice en la realidad de la Iglesia y la oración.

(PUEDEN VER UN VIDEO DEL POSTULANTADO EN COLOMBIA)


3. NOVICIADO, (DESIERTO DE LAS PALMAS)

El Noviciado es una etapa de un año y de gran profundidad e intensidad. Comienza con la toma del hábito y concluye con la Profesión Temporal.

El Noviciado permite al candidato conocer y vivir la vida carmelitana como proyecto concreto de vida cristiana en orden a asimilarla personalmente y emitir en su día la Profesión religiosa dentro de nuestra Orden (cfr. RI 174ss.).
Ha de llevarse al novicio a la comprensión de la realidad fundamental de la vocación carmelitana: la adhesión de corazón a Dios en la contemplación y el celo apostólico (cfr. RI 176).



Toma de hábito de los novicios
A la hora de confeccionar el horario se tienen en cuenta los siguientes elementos: la Eucaristía, como centro del día y encuentro esencial con Cristo, meta de nuestra vocación; la oración personal, diálogo de amistad con el Dios que sabemos nos ama.

Algunos rasgos a destacar:
Se favorecerán los tiempos fuertes dedicados a la oración en la mañana y en la tarde, creando el ambiente necesario y motivando la permanencia en la capilla o el coro como testimonio de la dimensión comunitaria de la oración carmelitana, que se convierte en actitud vital y cotidiana que trasciende los períodos señalados por nuestras Constituciones (cfr. Const 64) y puede constituir el núcleo del apostolado realizado por los novicios a través de su colaboración en un GOT (cfr. Const. 101; Norm. 54), o en alguna otra actividad de pastoral de la espiritualidad.
Se mimará: - la celebración de la Liturgia de las Horas, oración eclesial-comunitaria por excelencia y alimento de la oración personal; -el recuerdo de María, Madre del Carmelo Descalzo en la oración personal y comunitaria; - el trabajo intelectual y manual, expresión de la pobreza y signo de abnegación evangélica, que nos enseña también a amar el silencio de la celda; - la experiencia de la fraternidad en la recreación y en tareas comunes, como fruto del silencio y afirmación de la alegría de un corazón que se siente amado por Dios y vinculado a una comunidad; - el deporte, el uso adecuado de los medios de comunicación social y el acceso a manifestaciones de orden cultural :conciertos, conferencias, etc...- complemento de su formación humana.

(PUEDEN VER UN HERMOSO VIDEO SOBRE EL NOVICIADO EN COLOMBIA)

4. ESTUDIANTADO, (MADRID)


El estudiantado es el período en el que, después de su primera profesión, los religiosos desarrollan, profundizan y consolidan los fundamentos de la vida religiosa carmelitana, demostrando su idoneidad para la misma, al tiempo que alcanzan la formación intelectual y práctica necesaria para su servicio eclesial y provincial (cfr. RI 210-211).
En esta etapa, el profeso ahondará en su relación con Cristo, contemplando al Salvador para hacer suya la Buena Noticia y compartirla con la humanidad, tratando de descubrir al Verbo en lo más profundo de su ser y a la vez aprendiendo a buscar los signos de Dios en las realidades del mundo (cfr. Vita Consacrata 68). En el marco de la comunidad formativa, el estudiante profundiza en el conocimiento del carisma teresiano y la doctrina de nuestros Santos Padres, formándose en la experiencia de Dios, la vida fraterna en comunidad y la misión apostólica a través de las obras y palabras de la comunidad en la que vive (cfr. n. 6; CV 7,7).

Orando en comunidad
Aprenderán a descubrir el paso de Dios en su historia personal y en los acontecimientos de la vida diaria; en las personas que nos rodean, especialmente en los más pobres; en la creación y su belleza. El corazón del hombre y el mundo son verdadera morada de Dios-con-nosotros. Es necesario redescubrir esta verdad cada día a través de la experiencia personal y comunitaria.


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