sábado, 24 de mayo de 2014

TODO ES GRACIA

  • Gerivaldo en el centro a la derecha
Queridos hermanos todos en la Reina y Madre del Carmelo: en esta edición me toca el turno de escribir para la revista el Carmelo algo de lo vivido en los ya casi ocho meses de noviciado que han pasado. Es una gran riqueza compartir la vida. Vivir el noviciado aquí en el Desierto de las Palmas es todo un privilegio, una bendición y un regalo más de las delicadezas del Señor. Empezamos el noviciado a las puertas del otoño y eso quiere decir que fuimos conducidos a la tierra del Carmelo para que comiésemos sus mejores frutos. Aunque de esos mejores frutos habíamos probado ya un tentempié en el postulantado de Granada y yo en particular también en mi querida Burriana, y seguimos probando y deleitándonos aquí en el Desierto de la Palmas, lugar de santos. No recuerdo un solo día en que no haya dado gracias a mi gran Dios por su llamada. Estar aquí recibiendo las doctrinas de nuestros santos padres Teresa de Jesús y Juan de la Cruz es como si el cielo estuviera abierto día y noche, porque todo está muy bueno. “¡Qué bien se está aquí!”. Para nuestras clases de formación, nuestro querido maestro el padre lucio ha hecho una exquisita selección de lo más grande en cada tema.
Y lo ha puesto en manos de profesores todos muy doctos, amigos, hermanos, quienes, junto con el mismo nos transmiten todas esas enseñanzas tan importantes.
Cito con orgullo sus nombres ilustres: padres Alfonso Ruiz, Luis Rubio, Pedro Tomás Navajas, Miguel Márquez, Ezequiel García Rojo, Sergio Marqueta, Maximiliano Herráiz, David Jiménez, José Carlos Gimeno, Ángel Moreno de Buenafuente, Vicente Polo, Luis Jorge, Rafael León –con sus notables canciones – y Jean Filip Marc nuestro profesor de música. Y la guinda de toda esta tarta no podría ser otro que el propio P. Maestro Lucio con todo su dinamismo, alegría, compañero, cercanía; para mi es un auténtico padre espiritual y amigo.
Día tras día podemos sentir gozosamente qué es estar enamorado de nuestro Señor Jesucristo. Todos los sentidos cobran sentido, aquí en el Desierto, aquí en el noviciado, aquí en nuestros candentes corazones. Todo está perfecto. lo repito: todo. La comunidad no podría ser mejor. Somos una familia muy agraciada: que lo diga nuestro querido hermano Pío.
La naturaleza nos homenajea con sus estaciones. Primero, disfrutamos de los manjares de otoño; después, del recogimiento del riguroso frío, momento de silencio y oscuridad predominantes pero preciosos, con amaneceres y puestas del sol de película. Y todo eso no es más que un anticipo de lo más hermoso: pudimos disfrutar de la navidad del señor. Y ahora, con la primavera, nos toca vivir en un auténtico Carmen, esto es, el jardín florido, el alegre cantar de los pájaros, la suave brisa primaveral del Mediterráneo, las vistas más espectaculares en todo su esplendor colorido.
Y ya por ultimo llegará el verano y será al próximo novicio a quien le toque contarles algo.
Quiero concluir, por si no ha quedado claro que vivir y estar aquí y ahora en el noviciado, es un tiempo y un momento de gracia y, personalmente, una inmensa alegría que queremos disfrutar
desde la confianza de quien se abandona en las manos de nuestro gran Dios y se deja conducir por el.
Todo es gracia del señor. Vamos perseverando más y más en la oración y en todos los carismas de la descalcez teresiana. Nos mantenemos firmes en la fe con una alegría inquebrantable.
Y, por supuesto, que os encomendamos en nuestras oraciones a todos los lectores así que podéis contar con ellas. Alabada sea la Santísima Trinidad y la Sagrada Familia por todo y siempre. Amén.

Gerivaldo de Britto